El mundo comienza a ajustarse, entonces, a las nuevas condiciones y las actividades con activos más tangibles y con fuentes más sólidas de generación de ingresos y utilidades vuelven a mirarse con admiración e interés. No quiere decir esto que se haya frenado la revolución originada en la Tecnología Informática, sino que se le comienza a dar su justa dimensión. A su vez, han cambiado mucho las prioridades en el mundo desarrollado. Estados Unidos se empeña en una lucha contra el terrorismo que tiene también un componente de recuperación económica por la vía del gasto militar al estilo de los enfoques keynesianos que se creían superados. El Foro Económico Mundial de Davos ya no se reunió en Davos y los temas tratados difirieron bastante de los de las épocas del auge globalizador. Sin duda la globalización seguirá su curso, pero comienzan a aparecer fuerzas moderadoras de distinto índole que, seguramente, incidirán en la forma como siga adelante este proceso. La Unión Europea se encuentra en el proceso de unificación de su moneda, lo que tendrá, sin duda, importantes consecuencias en relación con el papel predominante que hoy tiene el dólar y con la fortaleza que esa región del mundo pueda consolidar. A su vez, se percibe la dureza de su posición en materia de negociaciones comerciales con otras zonas del mundo como se ha visto en los foros de la OMC, lo que hace muy poco probable un desmonte de subsidios y protecciones del estilo de lo que se creyó factible por la época de la Ronda Uruguay del GATT.
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